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La increíble historia de AMSTRAD

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Hoy en día, muchos de nosotros conocemos Amstrad gracias a sus populares microordenadores fabricados a mediados de los ochenta y principios de los noventa, los cuales se vendieron en un buen número tanto en nuestro país como en buena parte de Europa.

Además, muchos otros ajenos a la informática conocerán Amstrad como un fabricante de pequeños equipos electrónicos de consumo: radios, despertadores, vídeos, televisores, equipos de música, reproductores portátiles de casete, CD, MP3 e incluso, decodificadores para ver la televisión vía satélite. Es más, es muy probable que Amstrad haya fabricado o remarcado cualquier otro pequeño equipo electrónico que se nos pueda ocurrir.

AÑOS SESENTA: Los orígenes de la marca AMSTRAD

La historia de Amstrad comienza a mediados de la década de los sesenta con Alan Sugar, un joven británico de origen judío el cual comenzó a trabajar en una tienda de verduras con tan sólo 12 años de edad.

Sugar, nacido y criado en un humilde piso de protección oficial situado en el barrio de Hackney, al este de Londres, fue muy pronto consciente del beneficio que reportaba la compraventa de bienes y de cómo dicha actividad podía mejorar sus condiciones de vida. Así que, al poco de empezar a trabajar en la tienda, comenzó a realizar pequeños negocios a nivel local con sus vecinos.

Con tan solo 16 años Sugar ya se movía como pez en el agua por mercadillos y comercios locales de Londres, comprando y vendiendo bienes de todo tipo. La única condición era que éstos le reportasen algo de beneficio, por poco que fuera. Al dejar el instituto ya ganaba más dinero que su padre, sastre de profesión.

Tras comprar y vender sin parar tanteando distintos mercados con su furgoneta, no tardó en darse cuenta de que los bienes que más margen le dejaban eran los pequeños equipos electrónicos, como autorradios o antenas para vehículos.

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Típico mercadillo callejero del área metropolitana de Londres, «territorio Sugar»

Rápidamente el volumen de su negocio se vio incrementado y en 1968, con tan solo 21 años, decidió fundar su propia marca comercial. El nombre elegido para su empresa fue AMS Trading Limited, donde AMS correspondía a las iniciales de su propio nombre, Alan Michael Sugar. Tan solo unos pocos años más tarde rebautizaría su marca como Amstrad.

El negocio tecnológico despegó comprando equipos de música, autorradios y emisoras de radioaficionado de distintas marcas asiáticas de bajo coste, para después revenderlos bajo su propia marca a comercios locales de la zona, por un precio significativamente más elevado.

AÑOS SETENTA: AMSTRAD y la Alta Fidelidad

Ya en los setenta, con la llegada de los equipos Hi-Fi domésticos, el volumen de ventas de Amstrad se disparó y fue entonces cuando Sugar decidió empezar a fabricar sus propios amplificadores de audio modulares así como sintonizadores de radio, de una calidad más que cuestionable, pero que sin embargo hacían su función. De hecho, Sugar fue siempre consciente de la baja calidad de sus productos, aunque esto nunca fuese un impedimento para él, ya que tenía claro su objetivo desde un principio: vender, sin importar la calidad del producto final. Sólo había que darle al cliente lo que éste creía que estaba comprando. Para esto ideó una serie de campañas publicitarias en distintos medios locales que hicieron de Amstrad una marca muy conocida en el sector para el inglés medio, aunque ampliamente denostada por los expertos en alta fidelidad.

La increíble historia de Amstrad
John Winfield / «Sugar Tower», Brentwood, Essex, via Wikimedia Commons

Poco tiempo después y dando una vuelta de tuerca, Sugar consiguió abaratar todavía más el coste de producción de sus mediocres módulos de audio, empleando la inyección de plástico para fabricar sus carcasas, pudiendo así reducir el precio final del producto y teniendo que importar exclusivamente “las tripas” de los equipos.

Por si todo esto no fuese suficiente, tuvo la brillante idea de compactar e integrar los equipos modulares en una sola carcasa y un solo mueble, acercando el elitista mundo del Hi-Fi al común de los mortales y rebajando todavía más el precio de los aparatos, disparando en consecuencia todavía más las cifras de venta y beneficios de la compañía.

AÑOS OCHENTA: AMSTRAD y los Ordenadores Personales

Al principio de la década de los ochenta Amstrad era ya una marca de conocido nombre y que cotizaba en la Bolsa de Londres, nada más y nada menos.

Así pues y con la llegada de la década desmelenada, el mercado del audio doméstico comenzó a decaer en favor de los recién llegados ordenadores personales, los cuales cabían fácilmente en el escritorio de cualquier ciudadano de clase media. Los aficionados a la electrónica de consumo empezaron a interesarse cada vez más por los ordenadores personales, la programación, los videojuegos… y Sugar puso su atención en ello.

Sin duda alguna los micros más populares del momento causaban furor: Sinclair ZX81, ZX Spectrum, BBC Micro, Acorn o Commodore 64 entre otros. Atrás habían quedado los inmensos computadores profesionales que necesitaban de un rack o incluso, de una habitación completa para poder funcionar y que costaban una fortuna.

El principal inconveniente que Sugar vio en los microordenadores existentes en el mercado era la cantidad de cables que había que conectar para echarlos a andar, dando la impresión de que el usuario tenía que ser un experto informático. Además, por un lado se hacía necesario el televisor, por otro lado hacía falta el teclado, después el casete, la disquetera, etc. Todo esto encarecía el producto final y complicaba la experiencia a un tipo de usuario más inexperto y que todavía veía los ordenadores domésticos a cierta distancia y con recelo.

Así pues, Sugar pensó que sería ideal disponer de un “ordenador todo en uno” el cual se distribuyera en una sola caja, que fuera conectado con un solo cable, que no necesitara de televisor ni de periféricos adicionales para poder funcionar, lo cual acercaría el ordenador personal a cualquier cliente potencial que lo desease. Además, dicho ordenador debería de tener un diseño atractivo y profesional, asemejándose más a un terminal de aeropuerto que a un ordenador personal de la época, cuyos acabados eran más que cuestionables y que parecían, según el propio Sugar “una calculadora preñada”, en clara referencia al Sinclair ZX81 y al ZX Spectrum. El bajo precio sería como siempre un requisito indispensable para el futuro micro de Amstrad.

Dicho y hecho: Alan Sugar nuevamente, con su mentalidad de comerciante, decidió crear un ordenador personal de bajo coste y fácil manejo para comercializarlo bajo su propia marca, Amstrad.

Para ello se puso en contacto con distintas compañías y finalmente tanto el firmware como el software del futuro ordenador de Amstrad serían programados por Locomotive Software, quedando el diseño del hardware en manos de la compañía Mark-Eric Jones Electronics.

“Un ordenador todo en uno”

Así pues, en junio de 1984 fue lanzado al mercado el primer microordenador de la compañía: el Amstrad CPC 464, que incorporaba 64 KB de memoria RAM y una unidad de casete integrada en el teclado. El precio de salida en el Reino Unido fue de tan solo 249 libras con monitor de fósforo verde y de 359 libras con monitor a color. En España se pudo adquirir durante ese mismo año con monitor verde por 69.900 pesetas en grandes almacenes.

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Amstrad CPC 464

Pocos meses después y tras el éxito de ventas del Amstrad CPC 464, en mayo de 1985 la compañía presentó el que sería el segundo modelo de la marca: el Amstrad CPC 664. Este modelo contaría de nuevo con 64 KB de memoria RAM pero a diferencia del 464, el 664 integraría una unidad de disco de 3”, lo cual aceleraba considerablemente la carga de programas en memoria. El precio inicial de venta para los CPC 664 fue de 339 libras con el monitor de fósforo verde y de 449 libras con el monitor a color.

No obstante, las mejoras implementadas en el 664 no fueron suficientes para la creciente comunidad de informáticos de la época, que demandaba ya a mitad de los ochenta una mayor cantidad de memoria RAM. Esto propició que Amstrad desarrollara un nuevo modelo con 128 KB de memoria RAM y unidad de disco de 3”: el Amstrad CPC 6128. Dicho modelo que fue lanzado al mercado a finales de 1985 y coexistió durante muy poco tiempo con el 664, el cual fue retirado del catálogo de la marca tan sólo seis meses después de haberse iniciado su comercialización. El precio final de un Amstrad CPC 6128 con monitor de fósforo verde se situó en 299 libras. El modelo con monitor a color ascendió a unas 399 libras, tan sólo 100 libras más caro.

También en 1985 vio la luz el Amstrad PCW 8256, un modelo de ordenador personal orientado a tareas ofimáticas. El PCW contaba con 256 KB de memoria RAM y era suministrado con monitor de fósforo verde (sin opción a color), el cual integraba en su interior la placa base con la CPU y una disquetera de 3”, un teclado separable al estilo del de un PC y una impresora matricial de nueve agujas. Tras el PCW 8256 vieron la luz los modelos PCW 8512 en 1985 y el modelo PCW 9512 en 1987, el cual ya contaba con disquetera de doble cara de 3” de 720 KB e impresora de margarita.

La increíble historia de Amstrad
Amstrad PCW e impresora, foto de @abalore

Además, tras la liberación por parte de IBM de su estándar PC/AT, Amstrad decidió también comenzar a fabricar en 1986 un PC IBM compatible de bajo coste: el Amstrad PC1512, el cual tuvo bastante éxito en los mercados doméstico y profesional, aunque tras poco más de un año el modelo fue sustituido por el Amstrad PC1640, ya a finales de 1986.

Con el avance imparable de Amstrad llegó lo impensable para los spectrumeros: Amstrad compró Sinclair Research Ltd por cinco millones de libras, absorbiendo completamente a la compañía rival y rediseñando los modelos Sinclair ZX Spectrum al más puro estilo Amstrad. De inmediato se introdujeron los nuevos modelos ZX Spectrum+2 y ZX Spectrum+3, los cuales integrarían unidades de casete y disquete en el teclado, siguiendo la filosofía del exitoso CPC.

AÑOS NOVENTA: 464 y 6128 Plus y final

En 1990 el mercado de la informática doméstica había evolucionado inevitablemente, en mayor medida debido a los ordenadores personales de 16 bits y a las videoconsolas, que habían invadido los hogares de medio mundo. Este nuevo contexto hizo que la compañía se replantease su estrategia comercial. Para ello se decidió cesar la producción de los Amstrad CPC 464 y CPC 6128 de la gama clásica y comenzar a fabricar una nueva variante, rebautizada con el apelativo “Plus”, lo que daría origen a lo que hoy conocemos como la gama Amstrad+.

La increíble historia de Amstrad
Amstrad 6128 Plus

Se rediseñó por completo la carcasa de los Amstrad CPC 464+ y CPC 6128+, pasando de ser alargada y negra a compacta y blanca, evocando el diseño del Commodore Amiga. Además se decidió dotar a los nuevos modelos de puerto de cartucho ROM intercambiable y de algunas mejoras técnicas, como el sonido estéreo integrado en el monitor así como algunas mejoras relativas al hardware de vídeo, pudiendo mostrar la gama plus hasta 4096 colores, frente a los 16 colores de la gama clásica. También se añadió un segundo puerto para un joystick adicional en ambos modelos y un conector RJ11.

No contentos con esto, la nueva gama CPC+ contaría además con una videoconsola doméstica, la Amstrad GX4000, que exclusivamente admitiría software mediante el puerto para cartucho ROM, descartando el teclado, la disquetera o la pletina de casete, para así abaratar el precio final del producto de una manera considerable. Todo muy Amstrad.

No obstante la gama plus fue un producto tardío para su época y en consecuencia no cosechó ni de lejos el éxito acontecido por la gama clásica durante la segunda mitad de los años ochenta . Tras este fiasco Amstrad decidió apartarse de los ordenadores personales y orientar la empresa al emergente mercado de las telecomunicaciones.

Así, Amstrad firmó un contrato con la multinacional de radiodifusión Sky, por el cual suministrarían a Sky buena parte de sus sintonizadores de televisión por satélite. Finalmente y tras muchos años de alianza con Sky, el pez grande se comió al chico y en el año 2007 Sky adquirió Amstad por la nada desdeñable cifra de 125 millones de libras.

En conclusión, diremos que la tardía llegada de los micros de Amstrad fue en realidad una estrategia comercial desarrollada por Alan M. Sugar, el cual llegó a levantar un imperio llamado Amstrad de la nada, gracias a su trabajo, talento y tesón, dejándonos de paso este bonito ordenador que tanto nos hace disfrutar.

La increíble historia de AMSTRAD 2

Thank you very much, Lord Sugar.

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